Ella es.

Ana C
3 min readAug 30, 2020

--

Ella es el olor a libro viejo. El café con leche vegetal. Ella es la textura de la alfombra contra los pies descalzos. Es todas esas veces que te quedaste suavemente dormido frente a la televisión.

Ella es energía, a veces magnética, a veces más discreta. Es tu esquina favorita en la casa de tus abuelos. Ella es un libro abierto, y bastante literal. También es un enigma encriptado.

Ella es tu par de pantalones favoritos. Es vivir sin sujetador.

Ella es el hoyo en el estómago antes de una caída al vacío. Ella es el cosquilleo en la parte superior del estómago que sentiste cuando viste a esa persona especial sonreir. Ese cosquilleo tan específico, tan inconfundible, que te avisó sutilmente que no había marcha atrás.

Ella es una bocanada de aire fresco. Ella es esa cerveza helada que te tomaste sentado en el borde de la banca de concreto gris cerca del puerto.

Ella es un lunes en la mañana. Pero no es un lunes cualquiera. Ella es ese lunes que te permitiste no ir a trabajar. Porque simplemente no te apetecía. Ella es ese lunes donde no tuviste ni una gota de arrepentimiento de quedarte en la cama hasta que te levantara el insoportable calor del sol que se colaba por la ventana.

Ella es la melena de rizos dorados que te recuerdan al espagueti de la Nonna.

Ella es la inevitabilidad del paso del tiempo. La delicia del silencio.

Ella es un abrazo muy largo. Es esa despedida que se arrastra hasta la eternidad ya que ninguno de los dos realmente se quiere ir.

Ella es el sonido de la grava bajo tus botas de lluvia. Ella es la acumulación de cosas por terminar. El libro con todas las esquinas dobladas, que le falta la contraportada de tanto que lo llevaste de lugar en lugar.

Ella es la paradoja más dulce que hay. Ella es un rompecabezas que está quieto esperando sobre la mesa de la sala de estar.

Ella es tabaco y dulce de leche.

Ella es esa mariposa que se te cruzó en el camino cuando caminabas de regreso después de presentar tu examen profesional. Ella es ese mensaje preciso que necesitabas escuchar.

Ella es el sonido de la lluvia contra la ventana el día que decidiste regresar a pintar. Ella es la capa de polvo que le quitaste a la guitarra cuando decidiste volver a empezar.

Ella es la constante batalla entre lo que quieres y lo que debes. Ella es ese opaco tono de gris que decidiste negociar.

Ella no es ni Niña, ni Pinta, ni Santa, ni María.

Ella es los jueves de sushi, los sábados de boliche y los domingos en la cama.

Ella es lo mutuo, las ganas… el gusto.

Ella es el pastel de triple chocolate de la abuela de Sam. Ella es el libro de Sartre que nunca pudiste terminar. Es la mentira que te cuentas todos los días que algún día lo harás. Ella es tu primera vez… esa que te supo a hierbabuena y sal de mar.

Ella es la risa que se te salió cuando en realidad querías llorar. Es esa cicatriz en forma de luna en la parte posterior de tu muñeca. Ella es esa cana blanca que te encontraste años atrás y en lugar de arrancarla decidiste dejarla estar.

Ella es el ceño fruncido de tu papá cuando le confesaste que dejarías de estudiar. Es el sabor amargo en la boca, reacción inevitable de escucharlo suspirar. Ella es ese momento traumático del que no has podido volver a hablar.

Ella es caminar por la Feria del Libro agarrando la mano de tu mamá. Ella es ese momento insignificante, banal, precioso.

Ella es el apartamento apretado con las flores blancas en el balcón. Ella es ese vestido azul marino de flores chiquititas que se detiene a media pierna. No es ni corto ni largo. Como ella, solo es.

Ella es el año que decidiste dejar de intentar. Ella es el día que saliste a correr y te tuviste que parar en seco ya que a la mitad de la segunda milla te acordaste que había muerto tu mamá.

Ella es cuando juraste no volver a fumar mientras encendías un cigarro. Ella es todas las veces que tragaste saliva y dijiste que si cuando en realidad era un no bastante claro.

Ella es ese sentimiento intangible pero siempre presente.

Ella es inolvidable, ella es trascendental… ella es eterna.

Y es que ella no es ni buena ni mala.

Ella solo es.

Carta a la vida.

--

--